“Podemos poner valor a un bosque o una montaña? ¿Cuál es el
valor de una especie, ya sea animal, vegetal o microscópica?" Economistas, banqueros y fondos de inversiones se muestran
cada vez más interesados en la crisis medioambiental, asegurando poder
salvar el planeta de la actual crisis ecológica si ponen precio a la naturaleza. La especulación sobre el tiempo que tardará una especie en peligro de extinción en
desaparacen es ya una realidad, aparece el trato de los seres vivos como producto financieros.
Hoy día, lo verde, la ecología, es un tema de actualidad y
gran importancia, con repercusión en la vida diaria de las personas a través de medios tan diferentes como la publicidad o la legislación.
Cuando un tema comienza a estar de moda de forma
persistente, tiene reflejo inmediato en los mercados, tanto como motor de la
actividad financiera, así como de vehículo para la inversión.
Tras Kioto se siembran las bases de los mercados verdes, con
la puesta en marcha de las negociaciones sobre las emisiones de CO2, la asignación de una determinada cantidad de bonos de emisión a cada país, permite a los países
desarrollados comercializar libremente con las cuotas asignadas.
Actualmente, existen instrumentos de inversión como Bonos de Carbono
y Bonos Verdes, que permiten a inversores públicos y privados la posibilidad de
intervenir en los mercados.
El funcionamiento de los “bonos verdes” como el de cualquier
bono, es simple: el inversor entrega una cantidad a los bancos, que en el medio-largo plazo
le será reintegrada junto a un determinado beneficio. La diferencia de los
bonos verdes radica en que el objetivo de las inversiones financia proyectos de
sostenibilidad y protección medioambiental. La cuestión es, ¿qué organismo superior se encarga de velar por la ver
dadera protección de los ecosistemas?
La protección de especies escasas en un territorio reducido,
las convierte en una excelente inversión financiera. Obligando a las empresas a
pagar por el desarrollo de su actividad en estas zonas, y limitando la explotación
únicamente a grandes empresas capaces de hacer frente a las tasas impuestas,
los denominados “bonos verdes”. Éstos respaldan los proyectos de los bancos sobre medidas relacionadas con el clima y los efectos de sus variaciones.
Estos bonos constituyen un canon que se aplica sobre grandes
empresas que destruyen el medio ambiente a cambio de los permisos necesarios para realizar sus actividades.
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Las herramientas para fomentar a los sectores
públicos y privados a financiar las medidas relacionadas con los impactos sobre
los ecosistemas se encuentran a la cabeza de los futuros métodos de inversión.
Economistas respetados opinan que la mejor manera de
proteger la naturaleza es ponerle un precio, mientras los bancos se comprometen
a proteger especies durante 50 años, el tiempo justo para llegar a obtener
beneficio de las adjudicaciones.
¿Cómo podemos salvar a especies en peligro si las herramientas utilizadas solo buscan el beneficio económico para poder sustentar este sistema basado en valorar todo tipo de recursos natural? ¿Cuantas especies deberán extinguirse de la mano del hombre antes de empezar a tomar medidas coherentes?
Fuente: "La noche temática"
"Plantaciones de palma en la selva amazónica"
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