lunes, 15 de junio de 2015

"Bonos verdes: ¿protección o degradación encubierta? "



Podemos poner valor a un bosque o una montaña? ¿Cuál es el valor de una especie, ya sea animal, vegetal o microscópica?" Economistas, banqueros y fondos de inversiones se muestran cada vez más interesados en la crisis medioambiental, asegurando poder salvar el planeta de la actual crisis ecológica si ponen precio a la naturaleza.  La especulación sobre el tiempo que tardará una especie en peligro  de extinción en desaparacen es ya una realidad, aparece el trato de los seres vivos como producto financieros.
 
Hoy día, lo verde, la ecología, es un tema de actualidad y gran importancia, con repercusión en la vida diaria de las personas a través de medios tan diferentes como la publicidad o la legislación.

Cuando un tema comienza a estar de moda de forma persistente, tiene reflejo inmediato en los mercados, tanto como motor de la actividad financiera, así como de vehículo para la inversión.

Tras Kioto se siembran las bases de los mercados verdes, con la puesta en marcha de las negociaciones sobre las emisiones de CO2, la asignación de una determinada cantidad de bonos de emisión a cada país, permite a los países desarrollados comercializar libremente con las cuotas asignadas. 
Actualmente, existen instrumentos de inversión como Bonos de Carbono y Bonos Verdes, que permiten a inversores públicos y privados la posibilidad de intervenir en los mercados. 


El funcionamiento de los “bonos verdes” como el de cualquier bono, es simple: el inversor entrega una cantidad a los bancos, que en el medio-largo plazo le será reintegrada junto a un determinado beneficio. La diferencia de los bonos verdes radica en que el objetivo de las inversiones financia proyectos de sostenibilidad y protección medioambiental. La cuestión es, ¿qué organismo superior se encarga de velar por la ver
dadera protección de los ecosistemas?

La protección de especies escasas en un territorio reducido, las convierte en una excelente inversión financiera. Obligando a las empresas a pagar por el desarrollo de su actividad en estas zonas, y limitando la explotación únicamente a grandes empresas capaces de hacer frente a las tasas impuestas, los denominados “bonos verdes”. Éstos respaldan los proyectos de los bancos sobre medidas relacionadas con el clima y los efectos de sus variaciones.

Estos bonos constituyen un canon que se aplica sobre grandes empresas que destruyen el medio ambiente a cambio de los permisos necesarios para realizar sus actividades.
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Las herramientas para fomentar a los sectores públicos y privados a financiar las medidas relacionadas con los impactos sobre los ecosistemas se encuentran a la cabeza de los futuros métodos de inversión.
Economistas respetados opinan que la mejor manera de proteger la naturaleza es ponerle un precio, mientras los bancos se comprometen a proteger especies durante 50 años, el tiempo justo para llegar a obtener beneficio de las adjudicaciones.   

¿Cómo podemos salvar a especies en peligro si las herramientas utilizadas solo buscan el beneficio económico para poder sustentar este sistema basado en valorar todo tipo de recursos natural? ¿Cuantas especies deberán extinguirse de la mano del hombre antes de empezar a tomar medidas coherentes?

Fuente: "La noche temática" 

              
                                                                                                              "Plantaciones de palma en la selva amazónica"

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